FIASCO, SI NO QUERIAN HACERLA QUE NO LA PROGRAMEN

Ayer en la Monumental de Las Ventas teníamos cita todos los aficionados a esto del toro. La empresa programó un Concurso de Ganaderías que si bien en la parte del ganado no estuvo mal del todo los diestros, o siniestros como prefieran, se encargaron de destrozar. Yo la verdad que no entendía el cartel propuesto, me parecía un cartel de compromiso barato del mes de agosto y no el cartel que daría lustre a un concurso de ganaderías. Apoderando la empresa a toreros como Esplá, Encabo, Serafín Marín, etc no se entiende el cartel cuando hoy muchos toreros mucho más preparados para este tipo de eventos. Anunciar para este evento esta terna era condenarlo al fracaso como así ha sido y eso que Millán ha estado mucho más generoso con sus dos toros de lo que lo estuvo el año pasado en la corrida de Zaragoza.

Es esta corrida una referencia para aquellos aficionados que disfrutamos de una afición por la fiesta basada en el protagonista máximo de la misma que no es otro que el toro, nada de lo que ocurre en el ruedo tiene razón de ser ni merecimiento si no se le está ejecutando a un toro. Y por tanto es la base primordial del espectáculo. La inclusión en el cartel de Anibal Ruiz y Sergio Martínez podríamos incluirla en el debe de la empresa a cuenta de que el festejo fue televisado por Castilla la Mancha TV y suponemos esta cadena incluyó dos diestros de su tierra como condición a su retransmisión. A los dos les ha superado la corrida y han demostrado no estar preparados para el evento. Este tipo de corridas es una reivindicación de un amplio sector de aficionados que disfrutamos y nos emocionamos viendo un tercio de varas o las evoluciones de un toro seleccionado para su propio triunfo. Por tanto no pueden ser objeto de carteles de apaño con toreros incapaces de hacer ver las virtudes de los toros.

De la corrida sobre la cual ya existen muchas crónicas en la blogosfera no me voy a extender. El primero de Juan Luís Fraile era el sustituto del reseñado y no estaba rematado, le faltaba ese punto final que se les da a los toros para presentarlos correctamente. Embistió al caballo con la cara alta pero sobretodo en el primer encuentro le dieron para ir pasando, acudió al caballo otras dos veces, ya menos castigado en las mismas y no llegó acuerdo ninguno con Aníbal Ruíz que no supo plantearle la pelea y le presentó los engaños con mucha precaución. El toro se desengañó y terminó con sentido.

El toro de José Joaquín Moreno de Silva salió con una lesión en la mano izquierda que le inhabilitaba para la lidia. No se le podía bajar la mano porque perdía las suyas y no se pudo emplear en caballo por la lesión que arrastraba. Acudió tres veces y no se pudo emplear con él Jesús Millán por que no admitía pases por abajo. Lástima.

Fernando Cuadri trajo un tren de mercancías, largo como un día sin pan, descarado por delante y de impresionante trapío. El torero se vió desbordado solo por la presencia del toro y en el primer lance de recibo pudo terminar contra las tablas pues empezó a recular y a tenerle miedo al animal que rápidamente se hizo el dueño de la situación creando el caos entre toreros y cuadrillas. El torero tras el caos lo colocó, dando manifiesta lección de incapacidad y desconocimiento de la lidia en el centro del ruedo para que tomara su primer puyazo. Alguien le tendrá que explicar al muchacho que esto es progresivo, primero cerca y luego paulatinamente alejándose del caballo. No al revés y aunque la plaza le estuviera reclamando que cerrara al toro no rectificó la distancia. El tercio de varas infame de Manuel Montiel no sirvió para ver este magnífico toro pues si la distancia no se supo administrar que vamos a decir de las infames lanzadas en la paletilla que infringió al toro. Se nos quedó inédito el magníficamente presentado toro de Cuadri.

El toro de José Escolar tras la presentación del anterior parecía un eralote, aunque realmente no terminaba de cuadrar, su presencia tampoco era mala. No se empleó en varas y acusó un punto de mansedumbre en este tercio que siguió marcando hasta el final. La discutible colocación del torero tampoco ayudo en la mejora de las condiciones del toro.

El toro de Adolfo Martín estuvo mejor presentado que el anterior y acudió hasta seis veces al caballo desde el centro del ruedo. El toro medía y no se empleaba con arrogancia en el encuentro, pero si que lo hacía raudo y veloz cuando encontraba su distancia. Las tres últimas varas se las dieron con la puya de tientas y para la sexta tuvo que salir el caballo reserva al haber herido al titular en el quinto encuentro. Emocionante de verdad el tercio del toro de Adolfo que se llevaría el premio al finalizar el festejo. Acusó la larga pelea en varas y un discutible tercio de banderillas que no ayudo mucho a las condiciones del toro.

El sexto de la tarde era de la ganadería de Pablo Mayoral, manso desde su salida se fue al caballo antes de que llegara a su jurisdicción y recibió una espectacular vara en terrenos del 1 donde el toro en un arreón de manso empujó con saña y romaneo en el caballo. Se repuchó en las dos siguientes que le dieron ya en el 8 y creo el caos en el tercio de banderillas. La cuadrilla y el propio torero fueron incapaces de hacerse con las embestidas del toro que dejó a todos en evidencia.

 

Y hasta aquí el festejo de ayer en Las Ventas, no defraudó el ganado y sí la terna que no estaba preparada para el evento. Y es que los mismos toreros deberían darse cuenta que no están preparados para tales eventos y dejar pasar la oportunidad. Si esto de verdad era una oportunidad cosa que dudo. Además nos fastidian a los demás una tarde de ilusión. La empresa muy mal, a esto se le debe dar importancia y programar festejos que lleven implícito un buen espectáculo. No se debe programar por programar, ahora, que viendo los carteles del santo patrón no nos debe extrañar lo más mínimo.

 

La bronca de la tarde fue para José Pedro Gomez Ballesteros que tuvo que salir a entregar el premio al mejor lidiador y le cayó la bronca mas sonora de mucho tiempo ha. En la monumental el público y sobretodo los aficionados están muy enfadados con los carteles, con la empresa que los ha programado y como no, con el Consejo Taurino que los ha dado por buenos. Y es que la próxima feria tiene tela.