Arnedo, su Ayuntamiento y sobretodo la afición de la localidad nos ha dado a todos los aficionados una clase magistral. Una vez solventado el evento inaugural con la masiva presencia de aficionados de todos los lugares a ver a José Tomás llenaron el nuevo coliseo para presenciar una novillada sin picadores. Cerca de 6000 arnedanos y alguno que acudimos de fuera llenamos el novísimo Arnedo Arena para presenciar un festejo que en plazas de fuste no hubiera congregado a 1000 espectadores. Todo un homenaje merece tan magnífica afición.
La plaza es un lujo, moderna funcional y preciosa en su concepción. La cubierta la han realizado con una técnica muy propia de Francia y países del norte de Europa y consiste en grandes pórticos de madera en lamas que si bien produce un efecto de lugar agradable y calor tiene como defecto la insuficiente entrada de luz natural como sí se produce en otros cosos con cubiertas más translúcidas como "La Ribera" en Logroño, mucho más luminosa. Como defectos apuntaremos la configuración de las gradas a una generosa altura lo que provoca un efecto de que las localidades de barrera se encuentran a una altura considerable, que en cualquier coso sería una fila 5 ó 6 lo que implica restar calor y ambiente. No se produce una comunicación entre tendido y ruedo pues parecen delimitarse demasiado cada zona no existiendo complicidad entre actuantes y público asistente. Otro detalle que no me terminó de gustar fue la considerable altura de la propia barrera que seguramente con una tabla menos hubiera sido suficiente. Al principio del festejo parecía que la plaza carecía de reloj, pero una minuciosa exploración nos hizo ver que existía uno en un forjado no mucho mayor que el de la cocina de casa, supongo que esto es fácilmente subsanable. Como detalle indicaré que el domingo en festejo sin picadores alguien con exceso de celo en la puesta en escena pintó las rayas de picadores en el ruedo.
Del festejo fundamental de esta feria que no era otro que la final del IX Trofeo "Zapato de Plata" comentar que se hubieron que combinar erales de dos ganaderías "Baltasar Ibán" y "Giménez Indarte" pues la Comisión Taurina preparaba dos festejos para este evento pero la inclusión del cartel inaugural eliminó una fecha por tanto y salomónicamente resolvió lidiar tres de cada una de las dos reseñadas para estos festejos. Erales sin estridencias con matices para tres novilleros finalistas de las tientas celebradas el pasado mes de Febrero en tierras jienenses. La terna novilleril que se presentó en este festejo final adoleció de los fallos típicos de la falta de profesión pero muchos otros aspectos ensombrecían su quehacer. Juan Ortega se llamaba el primero de los actuantes. En su primero con el hierro de Ibán tuvo la falta de detalle de responder al quite del compañero, eso hubiera abierto la competencia para toda la tarde, con la pañosa no fue capaz de solucionar el insistente gazapeo del eral. En su siguiente más noblón de Indarte falló a espadas y escuchó tres avisos… o no que después del desaguisado seguía intentando descabellar. Alguien le tiene que explicar al aguacilillo que aparte de lucir el jaco blanco y entregar orejas sus funciones son varias e importantes. Así que tuvimos el primer "indulto" del nuevo coso. Otro detalle que no me gustó de este torero es su falta de compañerismo en el tercio de banderillas, salía al ruedo ya en el segundo par y no se colocaba correctamente para cubrir la salida o el posible apuro del banderillero. Una cosa es que por inexperiencia no sepa o pueda torear un toro gazapón, o falle en el uso de los aceros pero un principio básico como este debería conocerlo de sobras. El a la postre triunfador del certamen responde por Alberto López Simón, un torero pinturero y con más vocación de componer la figura que de instrumentar el toreo eterno. Aquí me disgustó el comportamiento de los banderilleros, siempre por detrás del novillero moviendo el capote para recolocarle al burel. Si el novillero no comprende que cita mal y se coloca peor a causa de esos toques a la distancia mal puede aprender del error y corregir esos defectos. Yo en la plaza me quedé con la idea de que era el heredero de Eugenio de Mora, si sigue un poco más realiza toda la faena de rodillas, pero hoy he leído a Juan Cruz Gastón y este lo compara con César Jiménez. Como el bueno de Juan es más antiguo que yo en esto me uno a su criterio sin más discusión. Cerraba la terna un novillero ecijano de nombre Ángel Jimenez que para mi gusto estuvo más serio y torero que sus acompañantes, aunque logró abrir la puerta grande el jurado no le otorgó el premio supongo que no advirtieron la profundidad de su torero ante la pinturería del ganador. No pasa nada, al chaval se le ven maneras.
PD: LA foto es del Blog de Justo Rodriguez
1 comentario:
impresionante el Arnedo Arena y con José Tomás como cabeza de cartel.
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