La Muela es un pueblo junto a Zaragoza que respira prosperidad, de ser un sitio donde nadie quería ir a causa del viento a tener una saneada economía a cuenta del mismo. Economía que también les ha permitido crear uno de los mayores parques empresariales de _Aragón, todo esto permite al ayuntamiento costear un ciclo de festejos taurinos que ayer se inauguraba. Y para empezar una corrida, bueno corridita, del hierro de Adolfo Martín. El primero aunque a mi amigo Felix le pareciera afeitado no era más que un toro arreglado y recuperado para lidiarse. que no es muy catolico esto, pues es verdad, pero claro estábamos en un pueblo. El toro tomó bien los engaños en el capote pero quedo visto para sentencia en el caballo, no tenía fuerza ninguna. Se derrumbó en varios pasajes de la lidia y Pepín Liria que dice estar de despedida decidió abreviar con el inválido. El segundo derrengado de los cuartos traseros no ofreció capacidad de nada y si a su falta de fuerzas le sumamos la sosería y falta de casta que demostró terminó por aburrir al más pintado. El tercero no mejoró a sus hermanos de camada y como Millán tampoco está para muchas alegrías, pues eso que nos aburriamos mucho en la cubierta de La Muela. En el cuarto tampoco intuimos restos de la casta que se les presupone a los productos de esta ganadería y Pepín no pudo ni reñir con él.
Pero en estas estábamos cuando sale el quinto y resulta que es un torrente de bravura y poder. Pero claro como todo no puede ir bien resultó que a este toro en el sorteo matinal le había caido en suerte un ¿torero? como Ferrera, ya en el primero nos había ofrecido su catalogo de recortes y rejoneo sin caballos, para terminar saliendo siempre por encima del olivo y de cabeza al callejón en una demostración de falta de conocimientos lidiadores y de los terrenos de los toros. Como decía el clásico "las banderillas se ponen al paso y se sale de la cara andando" este las pone corriendo y sale despedido hacvia el callejón a toda velocidad. Pues eso que aun toro bravo y repetidor le toco en desgracia este tipo. El presidente, Eusebio Álvarez, estuvo bien le dió una oreja (También le podía haber dado un paquete de chicles) a Ferrera y una ovacionada vuelta al ruedo al toro. Ferrera entró en ebullición y decidió liarse a insultar al presidente pues entendía que a él le correspondian dos orejas. Al parecer le abrieron expediente, que espero sirva para no verlo anunciado en los carteles del Pilar.
En el último de la tarde Millán no entendió las encastadas embestidas de un buen toro y con eso nos marchamos a merendar.
El presidente ya he dicho que estuvo bien pero debe cuidar una mala costumbre que ya le hemos observado en otras ocasiones, cambia los tercios de banderillas tras dos pares. el reglamento dice que seran un mínimo de cuatro los garapullos que deben estar colocados en el animal, pero eso no indica que se tenga que hurtar al público de ver una tercera entrada a parear. Las veces que irán los banderilleros seran mínimo tres y así los cospicuos aficionados podremos observar como reacciona el toro en cada pitón y como toma el capote del lidiador. Y de paso si al que le toca el turno es Carlos Casanova, pues mejor que este parea bien.
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