Ayer me invitaron a ir a una placita de pueblo apresenciar una novillada con la escusa de que tenía que ver a un novillero "Que va acabar con el toreo"... eso pasa muy a menudo.
Como se anunciaba en el festejo otro amigo mío y además me encargaron las funciones de corralero y chulo de toriles del festejo me lo pasé en grande.
La cosa que el festejo no tuvo nada de reseñar... ni se me escaparon toros ni dada. El novillero que iba debía acabar con el toreo tampoco es que pasara de voluntarioso y valentón cortó dos orejas en su segundo que hubieran sido cuatro si llega a matar en el primero de su lote. Pero las orejas eran como si le hubiesen dado un paquete de chicles. La cosa del cachondeo empezó después pues al no haber los sufridos costaleros de la cofradía del sobre en dicho evento tuvo que ser el tercero de la cuadrilla quien subiera a hombros al muchacho y le diera la consabida vuelta al ruedo y posterior salida por la puerta grande. El cachondeo generalizado se produjo en la puerta, al no estar allí el coche de cuadrillas debidamente estacionado el subalterno no sabía como responder a la situación por lo que el festivalero público empezó animar la cosa con "Hasta el Hotel"... "Hasta el Hotel"..."Hasta el Hotel"... ante lo que la rápida decisión del banderillero fue depositarlo en el suelo a la mayor premura. Curiosa la cosa que por cierto nunca había yo presenciado tal manera de salir a hombros de uno de la cuadrilla.
Ustedes perdonaran que como soy un desastre para esas cosas cuando me quise dar cuenta de que que con mi maravilloso móvil podría haber realizado una foto con la que ilustrar este post la situación ya se había dado por disuelta.
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