Ya hemos vuelto de Pamplona sin consecuencias de ningún tipo y voy a dejar breve reseña de lo acontecido en tierras navarras pues ya mismo me marcho para Teruel a seguir con la juerga veraniega.
Como bien indicaba un amigo, los toros del Conde de la Corte y de su señora madre, los compraron los miembros de la MECA a tanto el metro de cuerno, no tenian nada más que cuernos. Ante ellos estuvieron de diferente manera, un Abellán que yo creo está para otras cosas. Serafin MArín que intento lucir a su toro dándole distancia pero la nula casta del oponente le hizo estrellarse y un torero que solo suele actuar en esta su plaza y otra que lo es de adopción Santander. Este último tiene un buen concepto tauromaco y fundamenta su toreo en lo cánones eternos. Pero la falta de práctica y la nula condición de los condesos no le permitieron desarrollar nada apreciable.
La corrida de Cebada tenía poca clase, mucho peligro y no terminaron de humillar nunca. Pero hicieron que nadie se aburriera, siempre mandando y con el personal bajo un canguelo generalizado. Pero claro si a todos estos problemas les sumamos la impericia y la falta de conocimiento del oficio. Nos encontramos con lo que pudimos ver. A Diego Urdiales le faltó la capacidad de venirse arriba en la pelea, el toro no paraba y el arnedano no fué capaz de plantearle una batalla clara, un pase bueno, dos malos ahora un brinco y vuelta a comenzar.
El que sigo sin entender que pinta en estos carteles y otros muchos es Sanchez Vara, no sabe torear y si lo sabe lo oculta muy bien, en el primero puso banderillas como podía haber ido al bar a tomar una caña. El pobre toro parecía un árbol de navidad con adornos por toda la anatomía menos en aquel lugar donde deberian estar colocados. Su primero le miró el torero dió un respingo y a correr, esto es la plaza señor, correr se corre el encierro. Ni una vez cito en condiciones, todas las veces le dió salida al toro por arriba y así yo me defiendo el toro se viene arriba terminamos con uno mandando y otro corriendo. En el segundo la misma organización o desgobierno como ustedes prefieran, en este no puso banderillas y le encargó el trabajo a los peones. Pues bien hasta seís veces pasaron en falso y cuando consiguieron prender el cuarto rehilete a base de pasar tres veces y dejar una banderilla en el albero de la Misericordia pamplonica había un sembrado con más de siete garapuyos extendidos. Eso es lo que hay, y la gente a pagar la entrada.
Luís Bolivar es el más puesto de los tres, pueno más que Urdiales el otro ni puesto ni ná. No termino de aclararse con el tercer Cebada, combinó buenos pases con otros muy malos, en el sexto se montó en una vespa y a toda traya con ella. No paró y en estos casos pasa lo que pasa el toro se va viniendo arriba y el torero va yendo para abajo.
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