jueves, mayo 01, 2008

Un espectaculo diferente (Cronica de la concurso)

Lunes, 28 de abril de 2008

El sábado se celebró en Zaragoza la corrida concurso de ganaderias. Una corrida diferente y variada. Para gustos y sensibilidades que, por cierto, no deben ser nunca las mismas que en la variedad esta el gusto y para gustos los colores.


Para empezar decir que mosqueo, mosqueo producido de encontrarte en los corrales toros diferentes a los reseñados. Unos por unas causas otros por otras, pero para empezar el mosqueo propio a decir ¡ Me los han cambiado! Pero nos vamos a los toros con toda nuestra ilusión que para eso hemos pedido ver una concurso.

El primer toro de la ganadería de Concha y Sierra se negó en el caballo acudir después de dos encuentros aunque el picador y Encabo le ofrecieran la posibilidad de hacerlo un sinfin de veces. En el tercio de muleta el toro empezó a defenderse y a perder pujanza para acabar muy tardo y remolón en los cites.

El segundo pertenecía a la ganadería portuguesa de Palha "Horror, terror y pavor" comentaban las crónicas antiguas. La verdad es que el toro aparte de muy feo e impresentable para el evento que se celebraba, fue tardo y nunca se empleó. El rifirafe de la tarde lo provocó su lidiador Jesús Millán, hombre ayuno de contratos y con ganas de agradar pero que no se debió enterar de que aquello era un concurso de ganaderias y no una oportunidad para el torero. Pidió el cambio del tercio tras el segundo encuentro del toro con el montado y el presidente aceptó a la petición con el enfado mayúsculo del ganadero, que clamaba por ver puesto a su toro una tercera vez y no ser descalificado del concurso por una decisión arbitraria del matador que intentaba lucirse. Este, ínmeditamente después del tercio de banderillas, brindo la muerte del cornudo al respetable. En mi opinión el toro no merecía una tercera vara ni mucho menos el brindis pero Millán por el camino se puso a la plaza en contra y al ganadero en el disparadero. No creo que lo invite a tentar el próximo invierno. El toro, que no tenía fondo, se diluyó en la nada y aquello terminó con una estocada no muy ortodoxa.

El tercero era un toro de Prieto de la Cal jabonero de capa y escaso de cuerna, no por merma accidental o inducida sino porque de su mismo ser era cornideficiente. Aquí apareció Serafin Marin (O Martín que la televisión aragonesa tiene esas cosas) y nos dió a entender que él si sabía donde estaba y para qué estaba. Era un concurso y primaba ver la materia propia de la fiesta que eran los cornupetas.
Puso al toro de Tomás seis veces en suerte, las cuatro últimas desde toriles y seis veces que el toro fué a por el montado, esas cuatro últimas con el público en pié agradeciendo el espectáculo que se ofrecía, el toro nunca dudo y siempre acudió alegre al encuentro donde el del castoreño, sin pegarle nunca, lo volvía a soltar para que Serafín lo volviera a llevar a la zona de chiqueros y repetir la azaña de cruzar el ruedo en busca del picador. La verdad que ver a mi buen amigo Jose Mari llorar de emoción por ver un toro arrancarse al caballo desde la otra punta de la plaza cubre la aspiración de cualquier aficionado, es un espectáculo único y como tal hay que tratarlo. Que mal, que el toro se reventó y en la muleta no tuvo fuerzas ni poderío para seguir los engaños, pero hay que reivindicar la fiesta con todo lo que significa y todo lo que atesora y entre estas cosas debe estar que de vez en cuando un toro se nos quede en el caballo por que su naturaleza le pedía morir allí. Que sí, que la tauromaquia es completa y que el toro debe durar para la muleta y para que los toreros lo cuajen con la muleta, pero también nos hurtan la suerte de varas en su grandeza todos los días y lo admitimos en busca de que el torero nos ilumine con su arde con la franela. Este era un espectaculo diferente y primó enseñar el toro... Alguna vez nos tenía que tocar.

El cuarto, del hierro de Celestino Cuadri, no era el toro reseñado, era otro... Largo pero flaco, sin remate, al final va a ser verdad que el precio del pienso está haciendo que los ganaderos lo miren mucho y como este toro no debería haber sido lidiado en estas fechas le faltaba el remate necesario para su correcta presentación. No obstante el toro en sus dos primeras entradas, con distancia y codicia, fué el que más se empleó en el caballo de la tarde. Como recompensa a su codicia en el caballo se llevó dos puyazos en los riñones y tener que dejar un charco de sangre cada vez que se paraba. La sangría no paraba y el toro tras recibir los tres puyazos reglamentarios del festejo se dejó sin mas alegrias en la muleta de Encabo pero sin romper nunca.

Para hacer quinto salió un cornicorto toro de Adolfo Martín, muy en tipo pero sin el remate propio que la ocasión hubiere requerido. Hasta cuatro puyazos, los dos últimos con la puya de tientas para no castigarlo en demasía, se llevó el Albaserrada de Adolfo y quedó listo para la faena de muleta que comenzó bien Millán por abajo pero se fue diluyendo en el trancurrir de los muletazos con un claro disentimiento entre torero y toro. No se acoplaron y ahí quedó la cosa.

El sexto con el hierro de Fuentymbro fué pronto, bravo y cumplidor. Con un feo detalle que habría que analizar más despacio si fué del toro o de la impericia de los lidiadores, pues se pasó el tercio de banderillas en la puerta de los chiqueros. Tomó cinco varas con largura, presteza y alegría. Sin recargar en ninguna de ellas, pero dando un espectáculo en el tercio fuera de toda duda, podría seguir estando en la plaza acudiendo a los cites del caballo y su picador pues nunca rehuyó de la pelea. En estas que Serafín Marín (O Martín, que pregunten en la Autonómica) decidió darle al toro toda la alegría que este tenía dentro y lo citó hasta en cinco ocasiones poniendole la muleta de punta a punta de la plaza. Para seguir con series vibrantes y con toda la emoción que esta nuestra fiesta puede transmitir. En estas que en medio de una serie el torero catalán decide poner la muleta con una mala colocación, el toro que era bravo lo vé y le lanzó un hachazo que hizo volar al toreo para caer de muy mala manera y hacernos a los aficonados presentes retroceder a la plaza de Berziers y un maldito toro que volteó a Julio Robles, el corazón en un puño y Encabo a liquidar al toro.
Se desajustó la corrida, el miedo al percance grave nos inundó y nadie se acordó de pedir los triunfos conquistados a ley de este toro y su lidiador.

Después vendrian las votaciones, unos votaron otros no lo hicieron, posiblemente pòr el descontrol de la gente en la enfermería y la preocupación. Pero yo lo tengo claro, pedí la vuelta al ruedo del toro de Tomás Prieto de la Cal, aunque no tuviera la presencia deseada y no hubiera tenido la continuidad necesaria en la muleta. Seís veces lo ví ir al caballo y seís alegrias que me dí al cuerpo, y la emoción de Jose Mari, eso si que no tiene precio, para lo demás ya se sabe Masternosequé.

Por otro lado el conjunto fué positivo toros interesantes y una de esas corridas que no te puedes ir al bar por que si te escapas te pierdes algo, pues oiga por mala que a usted le haya parecido a mí la próxima como esta.

Saludos, y pronto más que nos empieza S. Isidro. Como dice mi amigo Laverón las fiestas del Santo vago, que se iba a rezar mientras los ángeles le cultivaban los campos.

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